Huelga decir que,
para arrancar este análisis, en la mayoría de
pueblos y ciudades las hermandades más antiguas y
de más solera se enmarcan en el Jueves o Viernes
Santo, puesto que otrora eran los únicos días
donde procesionaban la totalidad de las cofradías,
algo que, curiosamente en Cádiz no pasaba – ya
en el siglo XIX había procesiones todos los días
de la semana- y que el devenir de éstas, con
desapariciones periódicas , postraciones y
salidas junto a otras corporaciones, no terminaban
de encajar en un día concreto de la semana mayor.
Es más, en Cádiz se cuadraba para que al menos
una hermandad saliera cada día. Ponemos el
ejemplo de 1892: Domingo de Ramos, los Servitas;
Lunes Santo, Columna; Martes Santo Ecce Homo; Miércoles
Santo Angustias, Humildad y Paciencia, ambas junto
a Piedad; Jueves Santo Nazareno y Vera-cruz, que
sacaba también el misterio de la Oración en el
Huerto y Viernes Santo Descendimiento junto al
Santo Entierro. Históricamente sólo Ecce Homo,
Nazareno y Santo
Entierro han permanecido fijos, salvo breves
periodos cortos en el tiempo, en determinada
jornada. El resto, hablamos de las fundadas antes
del Siglo XX, han variado numerosas veces sin
repercusión negativa añadida.
Con
la llegada de nuevas hermandades en el Siglo XX,
éstas empiezan ya a consolidarse de manera
‘definitiva’ aún con variaciones muy
llamativas que comentaremos a continuación, y que
nos advierten que, por mucho que los cofrades se
empeñen, las ‘cosas de toda la vida’ no lo
son de tanto, inclusive en aquellas que nos
parecen inmovilistas y que, ya verán, no lo
fueron ni mucho menos a lo largo de su historia.
Comenzaremos
por Servitas. Muchos entienden, empezando por sus
hermanos y su Junta de Gobierno, que su día
grande, el antiguo Viernes de Dolores, se debe
llenar con la salida procesional. Lo entendemos,
pero no lo compartimos. El día grande de la
corporación debe ser el de la Función Principal,
y su salida, dentro de la nómina de Hermandades y
Cofradías, aún siendo Orden Tercera, si quieren
lo más cerca de ese día, como lo fue hasta los años
sesenta de la pasada centuria, el Domingo de
Ramos. Si fuese así, y dejando espacio a la Orden
Seglar, una
de las cinco corporaciones de la jornada dominical
podría desplazarse bien al Jueves bien al Viernes
Santo.
Humildad
y Paciencia, por su historia, su sabor a cofradía
rancia y su conjunto, podría ser una de ellas. No
fue hasta la última reorganización cuando fijó
su día de salida el Domingo de Palmas. Aunque
destacamos que en los años sesenta la corporación
salía el Jueves Santo. En 1966 el orden de las
cofradías era: Oración en el Huerto, que salía
a las ocho de la tarde desde San Severiano,
Humildad y Paciencia, que fijaba su Cruz de Guía
en la Plaza de San Agustín a las nueve y media,
Jesús Nazareno que partía a las diez y media
desde Santa María y Afligidos, que era la última
en pasar por la Carrera Oficial y la última en
salir, a las once y media de la noche. ¿Se
imaginan un Jueves Santo de este calibre? No
obstante, tampoco descartaríamos, por ser las últimas
en incorporarse, las cofradías de Jesús
Despojado y Sagrada Cena.
La
Cofradía de la Vera-Cruz, sinónimo de historia
viva de la ciudad, también tuvo sus periodos de
postración. Salvada y recuperada la corporación
en 1843, tras las desamortizaciones a los
conventos, volvería a procesionar en 1851 tras
pertinente cabildo de oficiales, en el que
decidieron por mayoría marcar su día de salida
el Jueves Santo. No obstante, el día definido en
sucesivos años hasta la llegada de una nueva
crisis fue el Miércoles Santo y posteriormente en
el que hoy realiza estación penitencial, Lunes
Santo. Esta hermandad llena de por sí sola
cualquiera de los días santos, y pasar a la nómina
del Jueves junto a la de Jesús Nazareno
configuraría un grandísimo Jueves Santo, amén
de aportar el toque sobrio y de negro al día del
amor fraterno.
El
Martes Santo, con tres cofradías antiguas, también
podría desplazar alguna de ellas al Jueves o
Viernes. La Archicofradía de Columna conoce lo
que es salir junto a la del Nazareno, en la década
de los años setenta del siglo XX, y por supuesto
no desentonaría. Y el Viernes Santo, que sólo
entiende de crucificados, también podría
englobar otro momento de la pasión en el que cabría
perfectamente Jesús con la cruz a cuestas o el
misterio de la Piedad. Afligidos, Angustias o Jesús
Caído podrían ocupar este espacio dejado por
Servitas. Recordamos que las dos primeras ya saben
lo que es procesionar en la noche del Viernes
Santo y la tercera pondría un contrapunto a una
jornada eminentemente luctuosa.
El
Miércoles Santo es el que menos se ha movido
desde que se crearon las tres corporaciones que lo
colman más la reorganización de las Angustias.
No se parece en nada a lo que históricamente fue,
pues este día ha sido ocupado por la Humildad y
Paciencia, Vera-Cruz como comentamos
anteriormente, Columna o Piedad. Pero bien es
cierto que en numerosas tertulias cofradieras se
suele elucubrar con la posibilidad de que
Sentencia o Cigarreras pasaran a la Madrugada del
Viernes Santo, parca en hermandades de barrio.
De
Jueves Santo ya hemos dicho casi todo, a lo que
podríamos añadir la posibilidad esperemos en un
futuro no muy lejano, de la llegada de dos
posibles corporaciones nuevas, la ahora Agrupación
Parroquial de Jesús Cautivo de San José y/o el
Lavatorio de Pies de la Madre del Buen Pastor de
Trille, ésta aún ni en ciernes. Tampoco
descartamos en un futuro –ojalá los cofrades de
la Merced puedan dar el paso- la inclusión del Señor
de la Obediencia. Se imaginan un Jueves Santo con
la siguiente conformación cofradiera: Oración en
el Huerto, Afligidos, Columna y Humildad y
Paciencia y la Madrugada con Jesús Nazareno,
Descendimiento, Medinaceli y Perdón…
Que
la Hermandad de Jesús Nazareno pase a la
‘Madrugá’ es otra posibilidad nada
injustificada, pues esta corporación estuvo
saliendo hasta el siglo XIX en dicha jornada,
recogiéndose por la mañana tras visitar a los
presos en la Cárcel Real. Es evidente que la
noche de Jesús necesita una revitalización
urgente pues a estas alturas del partido está prácticamente
perdida por mucho que quieran agarrarse al clavo
ardiendo los cofrades del Perdón, que se quedan
prácticamente solos una vez salen de la Carrera
Oficial.
El
Viernes Santo también contiene hermandades
volubles en su día de salida. Expiración estuvo
durante muchos años tras su fundación
procesionando el Domingo de Ramos e incluso el
Jueves Santo. Siete Palabras si mantiene el día
pero no la hora. No obstante están bien
encuadradas junto a Buena Muerte. Insistimos en la
falta de una hermandad de barrio o de algún
misterio con Jesús portando la cruz al hombro,
que podría ser Afligidos o Jesús Caído. El
‘regreso’ de las Angustias también podría
ser factible. La Soledad tampoco la descartaríamos
por la frialdad del Sábado Santo en la que,
parece, no termina de conectar. El Resucitado, con
su cortejo de penitentes blancos, cerraría esta
gran Semana Santa.
En
definitiva, la pasividad de los cofrades, desde el
interés propio y personal de cada uno y la nula
intervención del Consejo
de Cofradías, más pendiente de otros asuntos que
no les complique la existencia, deja toda esta
reflexión en un cúmulo de sueños y deseos por
una Semana Santa grande, a la altura de la
historia, devoción y tradición que guarda
nuestro conjunto de hermandades y cofradías.
Texto
y fotografía: Jesús Sánchez Pavón. |