Sedes Canónicas

 

Parroquia de San Agustín


        La presencia de los agustinos en Cádiz está asegurada desde 1593, pero por diversas causas no pudieron fundar convento hasta 1617, habiendo sufrido este templo diversas reformas hasta verlo en el estado actual con su fisonomía neoclásica.       

        Lo que más llama la atención del mismo es su grandiosa portada principal situada a los pies del templo, obra genovesa mandada a construir por el vasco Sancho de Urdanibia en 1647 según traza realizada aquí en Cádiz tal vez por el retablista y dibujante Juan González de Herrera (1628-1695) el artista de fray Gerónimo de la Concepción en su magistral obra "Emporio del Orbe" (1690).

        La sobriedad del templo, tres naves y crucero, alcanza el mayor aliciente en el bello retablo mayor realizado por el arquitecto Pedro Ángel Albizu (1753-1817) a partir de 1783.

        Albizu, aprovechó del anterior –que se debía a Alejandro de Saavedra- algunas imágenes de Alonso Martínez (1614-1668) que son las que están doradas y las que se encuentran en el ático representando a San Agustín.

        En los cruceros, vemos dos retablos neoclásicos de mármoles de colores originales de Albizu también. El de la izquierda, guarda la imagen del Santo Cristo de la Humildad y Paciencia, hermosa obra firmada por Jacinto Pimentel (1605-1676), que realizó por encargo de la cofradía de los vizcaínos en 1638. El otro del crucero opuesto, de igual forma, cobija la imagen de la Virgen del mayor Dolor, una dolorosa de Ignacio de Vergara (1713-1781) que es la cotitular de la cofradía del Cristo de la Buena Muerte, singular y hermosa obra debida a Alonso Martínez (1614-1668) realizada en 1649.

        Para muchos entendidos en arte y estudiosos de la imaginería andaluza, este Cristo está considerado como el mejor crucificado del toda Andalucía del XVII y realmente es espléndido. Procesiona dentro del mayor silencio y a oscuras en la noche del Viernes Santo siendo impresionante verlo en la sobriedad del paso y a la luz de tan sólo cuatro gruesos hacheros de cera amarilla.

        En otros altares del templo agustino, hay considerables obras de arte como la Sagrada Familia, de Antonio Molinari (1717-1756) que realizó para la cofradía de los carpinteros en 1752.

        En los bancos de dos altares yen sendas hornacinas, está el sueño de San Antonio de Padua, obra de José Risueño (1655-1732) y un Jesús Caído con la cruz a cuestas, de Nicolás Fumo, artista napolitano del siglo XVIII.

        En un bello retablo de mármoles genoveses de mediados del XVIII, está una hermosa escultura de San Nicolás de Tolentino de la mitad del siglo XVIII salida de las manos de los artistas genoveses que tanto trabajaron en Cádiz.

        En cuanto a pintura, a ambos lados de la capilla mayor, se ven dos grandes lienzos debidos a Domingo Álvarez Enciso (1737-1800) y encima de los retablos marmóreos otros dos, además de otros atribuidos a Bernardo Lorente Germán (1680-1759) y a Panadero (1765-1830).

        En una capilla a los pies de la nave de la epístola, se venera la hermosa dolorosa advocada de la Amargura, una obra del artista neobarroco Sebastián Santos Rojas (1895-1977) realizada en 1956 a petición de la antigua hermandad del Señor de la Humildad y Paciencia de la que es cotitular.

        En la capilla de enfrente y en un neoclásico retablo, está la muy venerada imagen de Santa Rita de Cassia, escultura de candelero del XVIII.

 

· Retablo:

             Dicen los eruditos, César Pemán entre ellos, que el retablo de San Agustín es el mejor de cuántos hay en la ciudad de madera imitando a mármoles. Y es cierto. Esta obra de Pedro Ángel Albisu (1753-1817) – que también viene a reemplazar a otro del escultor Alonso Martínez – fue producto de las reformas realizadas en el templo y de la normativa que exigía, según la Pragmática de Carlos III, a que los retablos fuesen construidos en materiales que no pudiesen arder. Unas veces esto se cumplió y otra se echó manos de otros elementos perecederos como en este caso del templo de los agustinos.

             Comenzado en 1738, 3 de agosto, para sustituir al que había hecho Alejandro de Saavedra, se diseña por parte de Albisu, un retablo de formas neoclásicas que presenta el siguiente programa iconográfico: Hornacina central con la imagen – moderna – de la Virgen del Buen Consejo y a los lados las esculturas de San Juan de Sahún y Santa Clara de Montefalco, mientras que en el ático se ve a San Agustín y a los lados a San próspero y a Santa Mónica. Unos lienzos adornan los laterales con las representaciones de San Agustín y Santa Rita, de Domingo Álvarez Enciso (1737-1800)

             Desgraciadamente, en época reciente y por manos inexpertas, se desmontó parte de la arquitectura baja de este altar sin ton ni son.  

 

· Portada:

        Otra antiquísima fundación gaditana que data de 1593 aunque los frailes de el de Hipona, se establecen plenamente en 1617.         

        Bellísima es la gran portada que se abre a los pies del templo conventual construida en mármol blanco cuyas trazas son del gran dibujante y retablista Juan González de Herrera (1628-1695) aunque la construcción se deba a los artífices genoveses.

        Fue mandada a construir –como puede leerse con toda claridad- por Sancho de Urdanibia en 1647. Se articula en dos cuerpos con pilastras pareadas que sustituyen el capitel por ménsulas.

 

 

        Sobre el gran portón de noble madera y clavos dorados, una buena escultura del santo fundador de la orden, San Agustín con sus atributos iconográficos, báculo y edificio religioso en sus manos.

        En el lateral del templo correspondiente a la nave de la epístola, se abre otra portada; pero ésta de más sencillas formas que queda coronada por la estatua de un santo agustino (¿San Juan de Sahagún, Santo Tomás de Villanueva, San Nicolás de Tolentino?).

 

Ángel Mozo Polo

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