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ARTÍCULOS DE CÁDIZ COFRADE 

 
 

 Cincuenta años de Amargura infinita

   Es perentoria e incuestionable una realidad que ha marcado a la ciudad de Cádiz y sus devociones religiosas en la larga, larguísima historia de sus hermandades y cofradías, y es que el pueblo y sus gentes han orientado principalmente su culto hacia Dios en sus diferentes advocaciones y no pocas cofradías mantuvieron solamente al titular cristífero como  única referencia cultual de sus fieles y devotos. Un ejemplo que evidencia esta reflexión es nuestra propia hermandad, erigida hace casi cuatrocientos años, y que, aunque en breves etapas salteadas de su extensa historia, rindió pleitesía a la Madre de Dios, no incorporaría a sus reglas a María Santísima hasta bien entrado el Siglo XX.

La primera que pudo recibir culto por los cofrades vizcaínos –y no llegó a ser, o, al menos, no existe constancia alguna- fue una imagen efigiada por Francisco de Villegas en 1635, probablemente después de realizar el Señor primitivo –si es que se ejecutó, porque tampoco hay referencia alguna-, y advocada como Virgen de la Soledad.

   

Este dato se mantuvo hasta que nuevos estudios más profundos descubrieron que la imagen que hoy día es titular de la Hermandad de la Vera Cruz de Puerto Real  se ejecutaría en torno a 1761 y su autor, según el investigador Francisco Espinosa de los Monteros Sánchez, fue el escultor Luis Salvador Carmona.

Esta imagen a la que hacemos referencia se encontraba en el antecoro del Convento Agustino, y fue cedida a la hermandad para rendirle culto a María Santísima, aunque primero estuvo advocada como Virgen de los Dolores. La primera salida procesional de esta dolorosa fue en la tarde del Lunes Santo de 1925 junto al Santísimo Cristo, y si bien desconocemos en qué andas la realizó, si tenemos el orden completo de la procesión:

“Sección montada de la Guardia Civil, cruz de mano, farolas, sección de penitentes con túnica y capirote morados, farolas, sección de penitentes, estandarte de la hermandad, sección de penitentes, banderola, cruz parroquial y clero, santa mujer Verónica representada por una agraciada joven con túnica de la época, presidencia oficial, turíbulo, paso del Santo Cristo de la Humildad y Paciencia (adornado con electricidad y plata), banda de música, sección de penitentes, estandarte de la cofradía de los Dolores –entendemos que no hay cofradía como tal, sino que se trata de un error del plumilla- farolas, sección de penitentes, presidencia de la cofradía, paso de la Santísima Virgen de los Dolores (esta imagen lleva valiosísimas alhajas), preste y vestuarios, banda de cornetas y tambores, piquete militar.”

Tras estos años de cultos internos y externos, en 1938, en Acta de Junta con fecha 5 de Junio, se recoge el interés de los hermanos por aumentar el número de titulares de la corporación, y así se incorporaría en las Reglas esta imagen ya como Virgen de la Amargura.

 
 
 

 

Después llegaría el patrocinio de la Factoría Matagorda, los años del enriquecimiento patrimonial, la ejecución del espléndido pasopalio que sus hermanos cargadores tienen el orgullo de pasear cada Domingo de Ramos por las calles gaditanas, la incorporación de la imagen de San Juan junto a la Virgen…todo, absolutamente todo, accesorio pues el capítulo verdaderamente importante al menos para los que, desde hace cincuenta años, pasaron y los que hoy día conformamos la nómina de esta institución fue la llegada de ELLA, la Madre de Jesús, hecha imagen por uno de los imagineros más importantes del Siglo pasado, el onubense Sebastián Santos Rojas, bendecida el 9 de diciembre de 1967, y que su belleza infinita ha embaucado a cofrades y devotos que ven reflejada en la dolorosa agustina a la Madre de Dios. Y es que Santos Rojas, de profundas creencias católicas, reflejaba su misticismo, plasmaba sus convicciones religiosas a través de su gubia. Idealizó en María Santísima de la Amargura el dolor, la tristeza de una Madre con aspecto joven, y que su hijo, el también escultor Sebastián Santos Calero, considera en la obra bibliográfica que le dedicó a nuestro imaginero como una de las más logradas Vírgenes de dolor en la dilatada producción del de Higuera de la Sierra.

En la tarde del Domingo de Ramos de 1968 se presentaba la cofradía en la calle con los estrenos, amén de la nueva imagen de María Santísima, de cincuenta nuevas túnicas y capas para las secciones de la Virgen, varias varas repujadas en plata y la bandera pontificia, todos ellos eclipsados por la belleza sublime y gloriosa de la nueva devoción agustina.

Celebremos Su llegada. Celebremos Su cincuentenario. Son cinco décadas, pero la sentimos como si llevara toda una eternidad. AMARGURA se ha convertido en el faro que guía nuestra vida espiritual. Con todas las visitas que recibía el escultor en su taller hispalense, gracias a Dios, fueron los nuestros los que se la trajeron para Cádiz. ELLA lo quiso así y debemos celebrarlo.

 

Texto : Jesús Sánchez Pavón, hermano de la cofradía.

 Fotografías gentileza de N. H. M. David García y de la revista “Estandarte”.

Bibliografía:

ESPINOSA DE LOS MONTEROS SANCHEZ, F. Y SANCHEZ PAVON, J.M.: Crónicas cofradieras, Cádiz, 2010.

ESPINOSA DE LOS MONTEROS SANCHEZ, F.: Vera-Cruz, Aguas y Buen Viaje. Historia de la Hermandad de la Vera-Cruz de Puerto Real, Cádiz, 2010.

El Noticiero Gaditano. Diario de información e intervención política. Año VII. Número 1968.

SANTOS CALERO, S.: Sebastián Santos Rojas. Escultor-Imaginero, Sevilla, 1995.

VV. AA.: Libro de Hermano. Venerable, Inmemorial y Pontificia Cofradía de Penitencia del Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de la Amargura, Madrid, 2005.

 
 

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