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ARTÍCULOS DE CÁDIZ COFRADE 

 
   Una Semana Santa soñada.

   Una vez que termina la Semana Santa, un año tras otro, los medios de comunicación – inclusive este portal- en los innumerables balances que se realizan, llegan a una misma conclusión que los cofrades no pueden seguir  ignorando: nuestra Semana Mayor necesita una revisión urgente en su conformación general, con serias lagunas que reportan inconvenientes en su toma de horas. Demasiadas cofradías en las primeras jornadas y muy reducido en su último tramo. Cofradías saliendo el mismo día de la misma iglesia. Y corporaciones fuera de los propios días santos… No es la Semana Santa que más nos gusta, aunque la damos por buena. Es como si no hubiese opción alguna. Desde estas líneas vamos a romper con lo establecido, vamos a darle, no un giro, tres giros de tuerca a los días grandes. Nadie nos prohíbe elucubrar, entiéndase el término, y por ello vamos a diseñar, empuñando los datos históricos que manejamos, nuestra Semana Santa ‘soñada’.

   

Huelga decir que, para arrancar este análisis, en la mayoría de pueblos y ciudades las hermandades más antiguas y de más solera se enmarcan en el Jueves o Viernes Santo, puesto que otrora eran los únicos días donde procesionaban la totalidad de las cofradías, algo que, curiosamente en Cádiz no pasaba – ya en el siglo XIX había procesiones todos los días de la semana- y que el devenir de éstas, con desapariciones periódicas , postraciones y salidas junto a otras corporaciones, no terminaban de encajar en un día concreto de la semana mayor. Es más, en Cádiz se cuadraba para que al menos una hermandad saliera cada día. Ponemos el ejemplo de 1892: Domingo de Ramos, los Servitas; Lunes Santo, Columna; Martes Santo Ecce Homo; Miércoles Santo Angustias, Humildad y Paciencia, ambas junto a Piedad; Jueves Santo Nazareno y Vera-cruz, que sacaba también el misterio de la Oración en el Huerto y Viernes Santo Descendimiento junto al Santo Entierro. Históricamente sólo Ecce Homo, Nazareno y  Santo Entierro han permanecido fijos, salvo breves periodos cortos en el tiempo, en determinada jornada. El resto, hablamos de las fundadas antes del Siglo XX, han variado numerosas veces sin repercusión negativa añadida.

Con la llegada de nuevas hermandades en el Siglo XX, éstas empiezan ya a consolidarse de manera ‘definitiva’ aún con variaciones muy llamativas que comentaremos a continuación, y que nos advierten que, por mucho que los cofrades se empeñen, las ‘cosas de toda la vida’ no lo son de tanto, inclusive en aquellas que nos parecen inmovilistas y que, ya verán, no lo fueron ni mucho menos a lo largo de su historia.

Comenzaremos por Servitas. Muchos entienden, empezando por sus hermanos y su Junta de Gobierno, que su día grande, el antiguo Viernes de Dolores, se debe llenar con la salida procesional. Lo entendemos, pero no lo compartimos. El día grande de la corporación debe ser el de la Función Principal, y su salida, dentro de la nómina de Hermandades y Cofradías, aún siendo Orden Tercera, si quieren lo más cerca de ese día, como lo fue hasta los años sesenta de la pasada centuria, el Domingo de Ramos. Si fuese así, y dejando espacio a la Orden Seglar,  una de las cinco corporaciones de la jornada dominical podría desplazarse bien al Jueves bien al Viernes Santo.

Humildad y Paciencia, por su historia, su sabor a cofradía rancia y su conjunto, podría ser una de ellas. No fue hasta la última reorganización cuando fijó su día de salida el Domingo de Palmas. Aunque destacamos que en los años sesenta la corporación salía el Jueves Santo. En 1966 el orden de las cofradías era: Oración en el Huerto, que salía a las ocho de la tarde desde San Severiano, Humildad y Paciencia, que fijaba su Cruz de Guía en la Plaza de San Agustín a las nueve y media, Jesús Nazareno que partía a las diez y media desde Santa María y Afligidos, que era la última en pasar por la Carrera Oficial y la última en salir, a las once y media de la noche. ¿Se imaginan un Jueves Santo de este calibre? No obstante, tampoco descartaríamos, por ser las últimas en incorporarse, las cofradías de Jesús Despojado y Sagrada Cena.

La Cofradía de la Vera-Cruz, sinónimo de historia viva de la ciudad, también tuvo sus periodos de postración. Salvada y recuperada la corporación en 1843, tras las desamortizaciones a los conventos, volvería a procesionar en 1851 tras pertinente cabildo de oficiales, en el que decidieron por mayoría marcar su día de salida el Jueves Santo. No obstante, el día definido en sucesivos años hasta la llegada de una nueva crisis fue el Miércoles Santo y posteriormente en el que hoy realiza estación penitencial, Lunes Santo. Esta hermandad llena de por sí sola cualquiera de los días santos, y pasar a la nómina del Jueves junto a la de Jesús Nazareno configuraría un grandísimo Jueves Santo, amén de aportar el toque sobrio y de negro al día del amor fraterno.

El Martes Santo, con tres cofradías antiguas, también podría desplazar alguna de ellas al Jueves o Viernes. La Archicofradía de Columna conoce lo que es salir junto a la del Nazareno, en la década de los años setenta del siglo XX, y por supuesto no desentonaría. Y el Viernes Santo, que sólo entiende de crucificados, también podría englobar otro momento de la pasión en el que cabría perfectamente Jesús con la cruz a cuestas o el misterio de la Piedad. Afligidos, Angustias o Jesús Caído podrían ocupar este espacio dejado por Servitas. Recordamos que las dos primeras ya saben lo que es procesionar en la noche del Viernes Santo y la tercera pondría un contrapunto a una jornada eminentemente luctuosa.

El Miércoles Santo es el que menos se ha movido desde que se crearon las tres corporaciones que lo colman más la reorganización de las Angustias. No se parece en nada a lo que históricamente fue, pues este día ha sido ocupado por la Humildad y Paciencia, Vera-Cruz como comentamos anteriormente, Columna o Piedad. Pero bien es cierto que en numerosas tertulias cofradieras se suele elucubrar con la posibilidad de que Sentencia o Cigarreras pasaran a la Madrugada del Viernes Santo, parca en hermandades de barrio.

De Jueves Santo ya hemos dicho casi todo, a lo que podríamos añadir la posibilidad esperemos en un futuro no muy lejano, de la llegada de dos posibles corporaciones nuevas, la ahora Agrupación Parroquial de Jesús Cautivo de San José y/o el Lavatorio de Pies de la Madre del Buen Pastor de Trille, ésta aún ni en ciernes. Tampoco descartamos en un futuro –ojalá los cofrades de la Merced puedan dar el paso- la inclusión del Señor de la Obediencia. Se imaginan un Jueves Santo con la siguiente conformación cofradiera: Oración en el Huerto, Afligidos, Columna y Humildad y Paciencia y la Madrugada con Jesús Nazareno, Descendimiento, Medinaceli y Perdón…

Que la Hermandad de Jesús Nazareno pase a la ‘Madrugá’ es otra posibilidad nada injustificada, pues esta corporación estuvo saliendo hasta el siglo XIX en dicha jornada, recogiéndose por la mañana tras visitar a los presos en la Cárcel Real. Es evidente que la noche de Jesús necesita una revitalización urgente pues a estas alturas del partido está prácticamente perdida por mucho que quieran agarrarse al clavo ardiendo los cofrades del Perdón, que se quedan prácticamente solos una vez salen de la Carrera Oficial.

El Viernes Santo también contiene hermandades volubles en su día de salida. Expiración estuvo durante muchos años tras su fundación procesionando el Domingo de Ramos e incluso el Jueves Santo. Siete Palabras si mantiene el día pero no la hora. No obstante están bien encuadradas junto a Buena Muerte. Insistimos en la falta de una hermandad de barrio o de algún misterio con Jesús portando la cruz al hombro, que podría ser Afligidos o Jesús Caído. El ‘regreso’ de las Angustias también podría ser factible. La Soledad tampoco la descartaríamos por la frialdad del Sábado Santo en la que, parece, no termina de conectar. El Resucitado, con su cortejo de penitentes blancos, cerraría esta gran Semana Santa.

En definitiva, la pasividad de los cofrades, desde el interés propio y personal de cada uno y la nula intervención del  Consejo de Cofradías, más pendiente de otros asuntos que no les complique la existencia, deja toda esta reflexión en un cúmulo de sueños y deseos por una Semana Santa grande, a la altura de la historia, devoción y tradición que guarda nuestro conjunto de hermandades y cofradías.

Texto y fotografía: Jesús Sánchez Pavón.

 
 

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