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Francisco Espinosa de los Monteros
Sánchez
Confraternitas, Vol 20, No 2 (2009),
University of
Toronto, pp. 3-18
Resumen: Con el final de la Edad
Media y, debido a diversos factores, la
devoción a la Santa Vera Cruz,
introducida por los frailes
franciscanos, desemboca en la aparición
de las primeras cofradías penitenciales
en la Península Ibérica: las hermandades
de la Vera Cruz. Las primeras
manifestaciones surgen en España ya a
finales del siglo XV, especialmente en
las ciudades del norte español, libres
ya desde hacía tiempo de la ocupación
musulmana. Poco a poco, la devoción a la
Cruz y la Sangre de Cristo, provoca la
rápida expansión de estas asociaciones
piadosas por toda la geografía
peninsular.
En este artículo vamos a estudiar un
caso específico, la fundación de
hermandades de la Vera Cruz en la actual
provincia de Cádiz, la más meridional de
España. Para este trabajo, tras hacer
una breve introducción con el estado de
la cuestión, se aportarán datos
documentales inéditos sobre la fundación
y primeros años de algunas de estas
corporaciones, además de breves
pinceladas sobre otras devociones no
penitenciales coetáneas y que merecen un
estudio aparte. Estas nuevas
aportaciones documentales han sido
obtenidas en su mayoría a través del
análisis y transcripción de los
protocolos notariales gaditanos del
siglo XVI y en particular de un tipo de
documento específico, el testamento.
Summary:
With the end of the Middle Ages and in
response to several factors, the
devotion to the True Cross, introduced
by the Franciscan friars, leads to the
formation of the first penitential
brotherhoods on the Iberian peninsula:
the Vera Cruz brotherhoods. The first
associations emerged in Spain at the end
of the fifteenth century, especially in
the northern cities, which had been
freed some time before from Muslim
occupation. Gradually, the devotion to
the True Cross and to the Blood of
Christ lead to the rapid expansion of
these lay religious associations
throughout the Peninsula.
This article will
examine a specific case, the foundation
of Vera Cruz brotherhoods in the current
province of Cadiz, in southern-most in
Spain. After a brief introduction on the
state of scholarship in this area, the
article will examine unpublished
documental data touching on the founding
and early years of some of these
corporations. It will then provide some
brief information on other,
non-penitential contemporary devotions
that deserve a separately study. This
new information has been obtained on the
whole though the analysis and
transcription of sixteenth-century legal
documents from Cadiz and in particular
from one specific type of document, the
last will or testament.
Aparición de las cofradías
penitenciales en la península ibérica
Las cofradías penitenciales, entendiendo
como tales en una primera aproximación a las
corporaciones de devotos que realizan algún
tipo de penitencia dentro de los días de la
Semana Santa, vienen a aparecer en la
Península Ibérica en algún momento entre
mediados y finales del siglo XV. Dentro de
ellas, las primeras que aparecen de un modo
totalmente autóctono son las hermandades de
la Vera Cruz,
dedicadas a la contemplación del crucificado
y más concretamente de la Santa Vera Cruz.
Pero ¿cómo surgen estos movimientos? Para
responder a esta pregunta, tenemos que
retrotraernos en el tiempo y ver cómo toda
una serie de factores independientes
convergen y forman el caldo de cultivo de
las cofradías penitenciales.
En primer lugar, estarían las predicaciones
y escritos de algunos teólogos medievales.
El más destacado de todos ellos bien pudiera
ser San Anselmo de Canterbury (1.033-1.109)
quien protagoniza el cambio teológico del
cambio de milenio, poniendo el pecado en el
centro de la cuestión teológica y, por
tanto, entendiendo la penitencia como un
acto de obediencia y humillación frente a
Dios por nuestros pecados. Más adelante
otros predicadores dominicos como Santo
Domingo de Guzmán, Santo Tomás de Aquino o
Enrique Susón ahondan en la cuestión
penitencial. A partir de aquí, no tardan de
aparecer a finales del siglo XIII
movimientos de disciplinantes, penitentes
que hacen homenaje a la pasión de Cristo.
Pero es quizás San Francisco de Asís, quien
recibe en su propio cuerpo los estigmas de
la pasión de Cristo, el definitivo impulsor
de la práctica penitencial, pero ahora unida
a un segundo elemento: el culto a las
reliquias de la Cruz. Recordemos que los
frailes franciscanos por aquel entonces
pasan a custodiar los Santos Lugares y, por
tanto, empiezan a propagar la devoción a las
reliquias de la Santa Vera Cruz, Lignum
Crucis, Corona de Espinas, etc. En los
primeros instantes se empiezan a fundar
iglesias y centros asistenciales dedicados o
advocados como de la Santa Vera Cruz, caso
por ejemplo del hospital de Medina de Pomar
(Burgos), fundado en 1455.
Dentro de este contexto, es como en un
momento determinado se empezarían a asociar
la práctica penitencial –los disciplinantes
anteriormente mencionados- y el culto a la
Cruz.
El tercer factor que traemos a colación es
la necesidad que ha tenido el hombre, desde
tiempos remotos, a asociarse para realizar
distintas tareas en común. Esto es incluso
anterior al Cristianismo, las personas se
agrupaban para darse mutua protección o con
fines piadosos. Precisamente esta necesidad
de asociación y la exigencia de cambio por
parte de algunos teólogos medievales, que
ven a la iglesia como una organización
parcialmente corrupta y alejada de los
ideales evangélicos, es lo que propulsa de
fundación de las órdenes mendicantes
quienes a su vez, son el caldo de gestación
de muchas de las cofradías medievales,
formadas por laicos que en cierto modo
quieren seguir el ejemplo de estas
comunidades de frailes mendicantes, pero sin
perder su condición de seglares.
La conjunción de estos tres elementos:
teológico, penitencial y asociacionista; son
el germen sobre el que se sustenta la
creación y proliferación de las primeras
cofradías penitenciales, todas ellas en
torno a la Santa Vera Cruz. Para más
adelante y, especialmente tras el Concilio
de Trento, quien en su última sesión
potencia el culto a las representaciones de
Cristo y de la Virgen, empiezan a surgir
cofradías penitenciales en torno a otros
momentos de la Pasión de Cristo
que luego el espíritu barroco se encargó de
engrandecer desde el punto de vista
estético, esquema que sigue perdurando en su
esencia hasta nuestros días.
Génesis de las cofradías de la Santa Vera
Cruz
Bajo esta denominación queremos referenciar
a las cofradías penitenciales que daban
culto en sus orígenes a la Santa Vera Cruz,
conocidas también como cofradías de la
Sangre en referencia a su práctica
penitencial (a la sangre derramada por sus
disciplinantes).
Como dijimos anteriormente, surgen en la
Península Ibérica a finales del siglo XV,
expandiéndose por toda la geografía
peninsular e incluso por la América hispana
a lo largo del siglo XVI, ya que, a partir
de 1600 la fundación de hermandades de la
Vera Cruz decae con rapidez.
Sin embargo, ¿por qué surgen las cofradías
de la Vera Cruz? Hemos visto en el punto
anterior los elementos que sirvieron de base
a la fundación de este tipo de hermandades
penitenciales. A pesar de todo, todavía no
está claro en qué momento exacto empiezan a
proliferar estas cofradías ni la razón en
sí. Siguiendo la bibliografía al respecto,
todo parece indicar que es el definitivo
empujón de la orden franciscana lo que hace
cuajar este nuevo movimiento cofrade, ya que
se observa que éstas se fundan en los
conventos de esta orden siempre que
existiera alguno en la localidad en
cuestión. Lo que sí está claro es que estas
fueron las primeras cofradías penitenciales,
que en muchos de los casos siguen perdurando
en la actualidad tras más de 450 años, con
una continuidad histórica perfectamente
definida aunque con los lógicos cambios que
el paso de los tiempos ha ido añadiendo en
todas las corporaciones de éste género. El
resto de cofradías toman como ejemplo a
seguir en sus inicios las reglas y el modus
vivendi de las hermandades cruceras, tal y
como se puede ver por el estudio de las
constituciones de distintas cofradías del
siglo XVI.
El análisis de estas reglas nos aclara la
composición de los primeros cortejos de
cofrades. Solía abrir el cortejo un
sacerdote o fraile con la cruz alzada,
siguiendo luego grupos de disciplinantes
(los hermanos de sangre) los cuales solían
ir rodeados de cofrades con velas (los
hermanos de luz) que iban iluminando el
transcurrir de la procesión. Solía cerrar el
cortejo el pendón de la cofradía para, con
el tiempo, ir añadiendo imágenes marianas de
la dolorosa y de un crucificado, siempre en
sencillas parihuelas portadas por pocos
hermanos.
En el caso de Andalucía, la primera
hermandad documentada es la de Sevilla,
fundada al parecer en torno a 1448.
A partir de aquí, empiezan a surgir otras
cofradías de esta advocación en toda la
provincia y resto de Andalucía. Sin embargo,
el auténtico despegue en la fundación de
éstas cofradías se vivirá en el segundo
tercio del siglo XVI, impulsado, como
veremos más adelante, por el “vivae vocis
oráculo” de Paulo III de 1536.
Esta carta surge como respuesta a las
distintas objeciones que se estaban poniendo
al movimiento de flagelantes. Una embajada
del rey español Carlos I, formada por el
cardenal Francisco de Quiñones y el doctor
Pedro Ortiz, trasladó la cuestión al papa,
quien concede diversas indulgencias a todos
los cofrades, ya sea de disciplina o de luz,
que practiquen la penitencia el Viernes
Santo, precedida esta de la pertinente
confesión de los pecados. Este escrito
circula con rapidez por toda la Península y
a buen seguro que fue el germen de muchas
cofradías de la Vera Cruz, al menos en
Andalucía. Más adelante, la doctrina
favorable al culto de las imágenes del
Concilio de Trento, hizo el resto. Además,
por este motivo las hermandades de la Vera
Cruz suelen hacer estación de penitencia el
Viernes Santo, aunque tras las
reorganizaciones de algunas de estas
corporaciones se halla optado por un día
distinto de la Semana Santa por diversos
factores que se escapan de este estudio.
La religiosidad popular gaditana en el
siglo
xvi
El estudio documentado, profundo y
pormenorizado de las cofradías gaditanas
está aún por llegar. Los trabajos serios
sobre la religiosidad popular gaditana
brillan desgraciadamente por su ausencia,
especialmente en lo que refiere a los siglos
XV y XVI.
Una de las razones argumentadas ha sido la
escasez de fuentes documentales, merced de
la destrucción de algunos importantes
archivos, caso por ejemplo del Archivo
Diocesano de Cádiz, fruto del saqueo
angloholandés de 1596,
o más recientemente, los Archivos de
Protocolos Notariales y Municipal de
Sanlúcar de Barrameda, incendiados en 1933
o los parroquiales de Puerto Real, pasto
también de las llamas en 1936. Sin embargo,
y a pesar de la notable pérdida documental
que esto ha supuesto, todavía se conservan
suficientes fondos como para poder hacer
estudios con el necesario rigor científico
que arrojen algo de luz sobre los oscuros –
en cuanto a datos- primeros años de las
hermandades penitenciales gaditanas.
Todavía en el Archivo Diocesano de Cádiz se
conservan algunos documentos anteriores a
1596. Pero es en el Archivo Histórico
Provincial de Cádiz, donde se conservan gran
cantidad de protocolos notariales del siglo
XVI, que abarcan buena parte de la actual
provincia de Cádiz y que nos permiten hacer
un análisis profundo sobre la fundación de
las cofradías de la Vera Cruz a mediados del
siglo XVI.
Nuestro estudio se basará por tanto en el
análisis de los protocolos notariales
gaditanos del siglo XVI y, en particular, de
un tipo específico de documento, el
testamento.
Como ya comentamos en otra ocasión,
ante la escasez de documentación directa
sobre el devenir de las cofradías en el
siglo XVI, estos documentos, a pesar de la
parquedad de sus datos, se convierten en una
herramienta indispensable para conocer al
menos algunos datos sobre el devenir de las
corporaciones penitenciales sujetas a
estudio; ya que era una costumbre habitual
dentro de la religiosidad de la época el
hacer mandas a cofradías, solicitar su
acompañamiento en el entierro, encargarles
misas, pedir ser enterrados en las bóvedas
de éstas e incluso dejar donaciones a las
mismas. La actitud ante la muerte en el
Antiguo Régimen era bien distinta a la
actual. En el siglo XVI la mentalidad,
fuertemente influida por el catolicismo
imperante, era la de afrontar la muerte como
un modo de llegar más ciertamente a la
salvación, y para ello se servían de toda
una serie de mandas piadosas y
protestaciones de fe bajo notario que no
hacían sino en parte reflejar la cultura y
el poder de la persona que estaba testando.
El testamento en todas sus variedades
se nos ofrece como un documento que permite
un análisis sistemático ya que, en la
mayoría de los casos, obedece a una
estructura fija que permite clasificar los
datos con cierta facilidad. Para nuestro
estudio, hemos analizado documentación
proveniente en su mayor parte del Archivo
Provincial de Cádiz, aunque también se han
estudiado documentos de los Archivos de
Indias e Histórico Nacional. Se trata de un
estudio preliminar e incompleto, pero que
pensamos que arroja una buena cantidad de
datos novedosos sobre las cofradías de la
Vera Cruz de la provincia de Cádiz,
especialmente dentro del aspecto de su
antigüedad, ya que en más de una ocasión
aportaremos datos novedosos que harán
posible establecer o retrasar la fecha de
fundación de algunas de estas corporaciones
penitenciales.
Las cofradías de la Vera Cruz en la
provincia de Cádiz
Como hemos comentado anteriormente,
trataremos en este apartado de aportar
nuevos datos sobre la religiosidad gaditana
en el siglo XVI y, en particular, sobre las
hermandades de la Vera Cruz. No incluye por
tanto a todas las localidades de la actual
provincia de Cádiz ya que estudiaremos solo
aquellas de las que tengamos nuevas
aportaciones, mencionando si acaso los datos
conocidos sobre el resto de localidades.
La primera hermandad de la Vera Cruz de la
que se tienen noticias en la provincia de
Cádiz sería la de El Puerto de Santa María,
con datos que la situarían en 1505 y en el
convento de la Victoria; aunque es cierto
que diversos historiadores dudan de la
veracidad de esos datos y retrasan algunas
décadas su fundación.
Sus primeras reglas son de 1568, residiendo
la cofradía actualmente en la iglesia de San
Jacinto, procesionando todavía en la tarde
del Viernes Santo. En cualquier caso
estaríamos ante la cofradía penitencial más
antigua de la provincia de Cádiz
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Será esta la única cofradía de la que se
tiene constancia documental de su existencia
anterior a un documento que, en nuestra
opinión, resultó vital para la expansión de
la devoción crucera por toda la Península y,
en particular, en la provincia de Cádiz: el
“vivae vocis oráculo” de Paulo III (1536).
Es a partir de este año que la fundación de
cofradías con esta advocación sufre un
incremento importante que deja la provincia
de Cádiz con más de 15 hermandades de la
Vera Cruz hacia 1600.
La siguiente en aparecer parece ser que fue
la hermandad de la Vera Cruz de Jerez,
fundada en 1542.
Como curiosidad destacar que, cuando se le
solicita documentación en 1834 por parte del
Vicario Eclesiástico de Jerez, ésta
hermandad expresa a través de su Hermano
Mayor, D. Francisco Ramírez, y de su
Mayordomo, D. Joaquín de Luna, que “fue
fundada en tiempo inmemorial, su aprobación
consta desde el año de 1536 por Bulas de los
Sumos Pontífices hasta hoy y en la de dicho
año se refiere a otras por Sumos Pontífices
anteriores”.
Creemos que lo que realmente vieron estos
cofrades sería una copia del ya citado
“vivae vocis” y toda su documentación
asociada y que, al ser esta la fecha más
antigua que lograron leer, la tomaron como
la fecha de su antigüedad fundacional.
Creemos por tanto que, la fecha de 1542
ciertamente puede ser la de fundación de
esta cofradía que, como la anterior, todavía
perdura hoy en día, procesionando, eso sí,
la tarde del Jueves Santo desde la iglesia
de de San Juan de los Caballeros.
La siguiente cofradía en antigüedad sería la
de Sanlúcar de Barrameda, de nuevo los datos
nos la acercan a principios del siglo XVI,
aunque es bien cierto que los archivos
sanluqueños sufrieron la destrucción en 1933
y se hace muy difícil comprobar estos datos.
Sin embargo, las recientes investigaciones
de Cruz Isidoro en el Archivo Ducal de
Medina Sidonia, nos acercan la fundación de
ésta hermandad al año 1544.
De nuevo esta cofradía perdura en la
actualidad en la iglesia parroquial de
Nuestra Señora de la O, procesionando la
tarde noche del Viernes Santo.
Siguiendo nuestro orden cronológico, la
siguiente hermandad en aparecer es la Vera
Cruz de Arcos de la Frontera. Aunque no se
tiene constancia documental sobre la
fundación de esta cofradía, sí que se sabe
que el crucificado de la Vera Cruz, titular
de la hermandad, fue encargado en 1545 al
escultor Antón Vázquez.
Pensamos por tanto que la fecha de fundación
de la hermandad debió ser en torno a ese
año. Todavía hoy sigue esta hermandad,
popularmente conocida como la de “los
gitanos”, procesionando por las calles de
Arcos en la tarde del Jueves Santo desde su
iglesia de la Vera Cruz.
Hasta ahora todas las hermandades que hemos
analizado pertenecen a la diócesis de Jerez.
La siguiente que nos encontramos es la
primera que aparece documentada hasta el
momento en la diócesis de Cádiz, sin
embargo, y como veremos más adelante, esta
hermandad se encuentra extinguida. Se trata
de la Vera Cruz de Medina Sidonia. Hasta
ahora los datos más antiguos sobre esta
corporación eran de 1565.
Hemos podido localizar el testamento de
Diego Ventura, datado el 20 de febrero de
1548, en el cual deja la siguiente manda:
“Ytem mando que my cuerpo sea sepultado en
la yglesia mayor de santa maria en la
sepultura donde pareciere a my muger y
acompañe my cuerpo las germandades de la
vera cruz e del rosario donde soy germano”.
Nos encontramos, por tanto ante un hermano
de la Vera Cruz de ésta localidad, que pide
el acompañamiento de ésta cofradía durante
su entierro, mencionando también la cofradía
del Rosario, hermandad que ya existía en
Medina en 1537 y de la que nos ocuparemos en
el futuro en otro estudio referente a las
cofradías del Rosario en la provincia de
Cádiz. Desgraciadamente, esta cofradía
desapareció con seguridad antes de la Guerra
Civil y no ha sido refundada en la localidad
gaditana.
También en la diócesis de Cádiz, nos
encontramos con la hermandad de la Vera Cruz
de Vejer, hermandad desgraciadamente
extinguida el pasado siglo. Su presencia se
constata perfectamente desde mediados del
siglo XVI. Más concretamente, el dato más
antiguo procede del testamento de Vicente
Martín, datado el 10 de febrero de 1549, y
en el cual pide “me aconpañen los germanos
de la veracruz”.
No es éste el único referente a esta
hermandad, el 29 de noviembre de 1552 nos
encontramos a Catalina Sánchez quien pide le
acompañe la hermandad de la Santísima Vera
Cruz de la que es hermana, amén de las
cofradías de la Santa Misericordia y Nuestra
Señora del Rosario.
De nuevo, en 1555 Francisco Torres pide “que
me aconpañen las germandades de nra señora
del rosario e de la santa vera cruz e se le
de a cada la cantidad que acostunbre”.
Tan solo un par de años después, nos
encontramos ante la primera hermandad de la
Vera Cruz de la diócesis de Cádiz que
todavía hoy procesiona en Semana Santa,
siendo por tanto la decana de las cofradías
penitenciales de la diócesis de Cádiz. Se
trata de la hermandad de Vera Cruz
de Puerto Real, la cual tiene datos de su
existencia ya en 1551. El dato más antiguo
que se conserva es del 6 de julio de ese
año, y procede del testamento de Martín
Sánchez, vecino de Abertura (Cáceres), quien
declara: “Ytem mando
limosna al santisimo sacramento medio real a
señor san benito otro medio e a la beracruz
otro medio real”. El 3 de agosto de ese
mismo año, Beatriz López declara: “yten
mando tambien me acompañe la cofradia
de la vera cruz el dia de my enterramº e sepl
que en limosna lo ques
cose”
.
En el caso de la cofradía puertorrealeña,
ésta se funda en una ermita que pasaría con
el tiempo a constituirse como ermita de la
Vera Cruz y luego pasaría a ser convento de
los franciscanos descalzos cuando estos se
establecen en Puerto Real en 1639, pero que
parece que en sus inicios estaba consagrada
a Nuestra Señora del Consuelo o Consolación.
Efectivamente, en 1563 Leonor de Aguilera
declara en su testamento: “Ytem mdo a nra
senora de consolacion de la vera cruz desta
villa un ducado limosna de mis bienes para
ayuda a su obra”.
Hay que destacar que, en memoria de éstos
vínculos fundacionales, la dolorosa que
acompaña en el paso de Misterio de esta
hermandad al Cristo de la Vera Cruz, está
advocada como María Santísima del Consuelo.
Como hemos dicho anteriormente, la cofradía
sigue perfectamente vigente hoy en día,
procesionando en la tarde del Miércoles
Santo.
Ese mismo año de 1551 encontramos los
primeros datos de la corporación crucera de
Setenil, la cual al parecer se fundó dicho
año en la iglesia parroquial de Nuestra
Señora de la Encarnación.
A diferencia del resto de localidades a
estudio, Setenil pertenecía en aquella época
al obispado de Málaga. Más adelante,
encontramos a Juan Guerrero Toledo, quien el
12 de julio de 1566 declara: “que mi cuerpo
sea aconpañado con la cera e la luz de la
vera cruz… mando se pague lo que la regla
mande”.
Esta hermandad, conocida como la de los
“blancos” o la de “arriba” permanece activa
hoy en día y procesiona el Viernes Santo.
Volviendo a la actual diócesis de Jerez,
encontramos referencias a la Vera Cruz de
Villamartín ya en 1552, más concretamente el
5 de noviembre. Catalina Ruiz deja la
siguiente manda en su testamento: “Yten
mando que el dia de mi enterramiento me
aconpañen los germanos de la mysericordia e
la Veracruz”.
Desgraciadamente esta cofradía no se
conserva hoy en día.
En décimo lugar encontramos la hermandad de
la Vera Cruz de Chiclana, de la cual se
conservan datos de 1554, concretamente del
12 de diciembre. Efectivamente, en el
testamento de Pedro Gómez, cuando define su
acompañamiento dice que “me acompanen todas
las cofradias desta villa de las quales soy
grº eceto la de la santa beracruz”.
La hermandad perdura hoy en día en su
capilla del Santo Cristo y procesiona en la
tarde del Viernes Santo.
A continuación nos encontramos con la
corporación crucera de Olvera, los primeros
datos que hemos podido localizar son de
1558. En efecto, en el testamento de Diego
Martín Barrios, datado en 1 de febrero de
ese año se deja la siguiente manda: “Yten
mando que se de de mis bienes en limosna a
la cofradia de la veracruz y sangre de
xristo desta villa medio ducado”.
Ese mismo año, Juan López, yerno de Larios
declara a 17 de julio mandas a las
hermandades de la Vera Cruz y Sangre de
Cristo y a la del Santísimo Sacramento.
Esta hermandad se conserva hoy en día en
dicha localidad y procesiona la tarde del
Jueves Santo desde la iglesia parroquial de
Nuestra Señora de la Encarnación.
Volviendo a la diócesis de Cádiz, la
siguiente de la que encontramos constancia
documental sería la cofradía de la localidad
de Alcalá de los Gazules, activa también en
1558. El 15 de mayo de ese año, Juana Martín
pide en su testamento “me aconpanen la santa
misericordia e la santa vera cruz y que por
ello se les pague lo q costumbre”.
La cofradía tenía su propia ermita en la
plaza de la cruz, actual plaza de la
Alameda, en la cual enterraban a sus
cofrades, aunque desgraciadamente la
hermandad se encuentra extinguida.
Otra de las hermandades de la Vera-Cruz más
antiguas es la de la ciudad de Tarifa,
hermandad de la que por desgracia no se
conserva en la actualidad y que hasta el día
de hoy se desconocía incluso de su
existencia en dicha localidad gaditana. En
este caso el dato más antiguo que hemos
podido localizar proviene del testamento de
Beatriz García, mujer de Bartolomé Casas,
quien el 3 de enero de 1565 pide que el día
de su entierro la acompañen las cofradías de
la Santa Misericordia y de la Vera Cruz,
dándoseles la limosna que era costumbre.
No termina de quedar clara la residencia de
ésta hermandad, que probablemente
desapareció en los siglos XVII o XVIII,
aunque en el testamento del presbítero y
licenciado don Pedro Doncel Moriano, datado
el 13 de noviembre de 1642, se puede leer
“Al Santo Cristo de la Vera Cruz cuatro
misas rezadas díganse en su iglesia y
páguese a dos reales y medio cada una”.
Esto podría indicar la existencia de una
ermita dedicada al Cristo de la Vera Cruz
como era común en otras localidades del
entorno como Chiclana o Puerto Real por
citar dos ejemplos. Sin embargo, en el
testamento de Juana Sierra, de fecha 27 de
octubre de 1666, se dejan misas a este
Cristo que se hallaba en la iglesia de Santa
María “Ítem a la Cruz de Cristo otras dos
misas rezadas y a Ntra. Sra. de la Soledad
otra. Y se digan todas en Santa María
pagándoles dos reales y medio por la cada
una de limosna”.
Es este por tanto un tema que merece ser
profundizado en un futuro para despejar los
interrogantes en cuanto a la procedencia de
ésta hermandad.
Al fin llegamos a la hermandad de la Vera
Cruz de Cádiz, de la cual no se tiene
certeza de su fundación, estableciéndose
generalmente el abanico de 1566-1569
como el de su fundación en el convento de
franciscanos de esa ciudad. A pesar de todo,
nos parece una fecha excesivamente tardía
para la fundación de la corporación
gaditana, por lo que no nos extrañaría que
se pudiera encontrar en el futuro algún
documento que adelantara esta fecha
fundacional, aunque bien es cierto que a
mediados del siglo XVI Cádiz tenía unos
600-700 vecinos,
ya que la explosión demográfica de la ciudad
no se produce hasta los siglos XVII y,
especialmente, XVIII. La cofradía de la Vera
Cruz de Cádiz perdura en la actualidad en la
iglesia conventual de San Francisco, lugar
donde parece que fue fundada, y procesiona
en la tarde del Lunes Santo.
Y llegamos a la hermandad de la Vera Cruz de
Rota. El dato más antiguo conocido de esta
cofradía era de 1584. Efectivamente, en una
escritura de imposición datada en 15 de
Julio de 1584 y ante Juan Gutiérrez Márquez,
el mayordomo que había sido de la cofradía,
Juan Martín del Pozo, daba a tributo y censo
unas tierras.
Sin embargo, hemos localizado una serie de
documentos que nos permiten retrasar
considerablemente esta fecha. Efectivamente,
en el testamento de Isabela Bernal, datado
el 12 de Enero de 1580, esta pide ser
enterrada en la iglesia mayor de la villa de
Rota y en la sepultura de su padre y, lo más
importante, pide le acompañen “las
germandades de las animas de purgatº y de la
sancta vera cruz”.
Es interesante anotar que en la mayoría de
los testamentos de esta época se repetían
una serie de mandas tales como la de que “se
digan por mi anima las missas de sancto
amador” o más particularmente mandas del
tipo “Yten mando q se digan por mi anima las
missas de la luz las quales se digan en el
monesterio de nuestra señora de regla y una
misa de yndulgencias en la capilla del
sancto crucifixo por mi anima”.
De nuevo en 1574 encontramos el testamento
de Francisco en el cual pide que “Yten mdo
que me acompañen las germandades de la
veracruz y de la mysericordia y se pague”.
Las referencias a esta cofradía son como
vemos constantes. De nuevo, en 1571, Ana
mujer de Luis de Alonso pide “me acompañen
todos los clerigos desta villa e las
cofradias de la sta veracruz e la
mysericordia y que se de lo que acostumbre”.
El dato más antiguo que hemos podido
localizar de la existencia probada de la
hermandad de la Vera Cruz de Rota lo tenemos
en el testamento de Teresa Martín, datado el
11 de Octubre de 1568. En dicho documento
“teresa myn hija legitima de alº Rz e juana
lz su muger mis padres vzºs q fueron desta
villa de rrota” pide que “aconpañen my
cuerpo la cruz mayor e todos los clerigos
desta villa… e aconpañe my cuerpo la
germandad de la sta beracruz e se pague”.
Tenemos por tanto la hermandad de la Vera
Cruz de Rota documentada en el año 1568, un
dato mucho más en consonancia con los datos
de antigüedad conocida de las cofradías
homónimas del entorno. La hermandad
procesiona todavía hoy en día en la tarde
noche del Viernes Santo desde la Capilla de
San Roque.
Pasamos al año de 1572 y a la cofradía de la
Vera Cruz de Bornos. El 19 de agosto de ese
año, Marcos Jiménez declara lo siguiente: “Y
declaro que soy hermano de la cofradia y
ermandad de la santa vera crus mando que los
ermanos desta dha cofradia y los de la
cofradia de señor san sevastian desta dha
villa y los ermanos de las demas cofradia
que en esta villa ay aconpañen my querpo el
dia de my enterramiento y a cada una de
ellas se le de la limosna que se tiene de
costunbre”.
De nuevo nos encontramos ante una hermandad
activa hoy en día y que procesiona el Martes
Santo desde la parroquia de Santo Domingo de
Guzmán.
Y pasamos ahora a la localidad de Conil. Los
datos más antiguos localizados de esta
extinta hermandad datan de 1577,
pero eso ha de deberse con total seguridad a
que esta es la fecha de los primeros
protocolos notariales conservados de esta
localidad. No sería de extrañar por tanto,
la existencia de una cofradía de la Vera
Cruz en fecha sensiblemente anterior,
extremo que hasta el momento no podemos sino
suponer.
La última hermandad que hemos podido
localizar en el siglo XVI sería la Vera Cruz
de Jimena, de la cual hemos obtenido datos
de 1593. En efecto, en el testamento de Juan
García de Cortés, con fecha 24 de
septiembre, el finado pide “sea enterrado en
la yglesia mayor desta villa… y que me
aconpañe la germandad de la vera cruz e de
la mysericordia e se le pague la limosna que
se acostunbre”.
Tan solo 3 días después, Bernardo Alonso de
Esquivel, pide “me aconpañen las germandades
de la mysiricordia e de la veracruz e de san
sebastian e de santa ana y se le page la
limosna que se acostumbre”.
Esta es la última referencia a la fundación
de hermandades de la Vera Cruz que hemos
podido encontrar en los protocolos
notariales estudiados. A buen seguro que
hubo más, localidades como Gibraltar
por poner un ejemplo, a buen seguro que tuvo
una hermandad de esta advocación en el siglo
XVI. En los siglos posteriores, esa dinámica
de fundación decayó enormemente, solo nos
consta la fundación de la hermandad de la
Vera Cruz de San Fernando (por aquel
entonces Isla de León), acaecida en 1784,
pocos años después de la emancipación de la
ciudad isleña del núcleo gaditano.
Además, se constata la presencia de
hermandades de la Vera Cruz en otras
localidades de la provincia, auque hasta el
momento no se tienen datos precisos sobre su
fundación aunque sí de su existencia a
principios del siglo XIX: Alcalá del Valle,
Villaluenga del Rosario, Benaocaz, Grazalema
y Zahara.
Conclusiones
En el presente trabajo hemos realizado un
recorrido documental sobre la proliferación
de las hermandades de la Vera Cruz en la
actual provincia de Cádiz. Hemos podido ver
que, se fundan al menos 18 cofradías en el
siglo XVI. De ellas más de las dos terceras
partes se fundan en el segundo tercio del
siglo. Es, por tanto, nuestra opinión que,
por un lado, el “vivae vocis” oráculo que
llegó a los cofrades de la Vera Cruz de
Toledo en 1536, y que se expande con rapidez
por la Península. Por otro lado, las
disposiciones favorables en cuanto al culto
a las imágenes emanadas del Concilio de
Trento (1.545-1.563), y especialmente de la
última sesión de 1563, son los principales
factores de propagación de la devoción a la
Vera Cruz en la actual provincia de Cádiz,
devoción que todavía hoy en el siglo XXI
sigue viva en muchas de estas corporaciones
penitenciales que van camino (si no lo han
cumplido ya) del quinto centenario de su
fundación.
Obras citadas
Fuentes Documentales
Archivo
Histórico Provincial de Cádiz (AHPC)
Gobierno Civil, Caja 272
Protocolos Notariales de
Alcalá de los Gazules,
legajo 394, notario Alonso
Rodríguez
Protocolos Notariales
de Bornos,
año 1572, legajo 7, oficio 2, notario
Francisco Benítez
Protocolos Notariales de
Jimena,
año 1593, legajo 1, notario
Pedro Hernández
Protocolos Notariales de
Conil,
año 1577, legajo 1, notario
Juan de Guzmán
Protocolos Notariales de Medina Sidonia,
año 1548, legajo 150, notario Juan Fernández
Protocolos Notariales de Olvera,
año 1558, legajo 451, notario Lorenzo de
Niebla
Protocolos Notariales de
Puerto Real,
año 1563, legajo 15, oficio
1, notario Juan López
Protocolos Notariales de
Rota,
legajo 10, oficio 1, notario
Juan Gutiérrez Márquez
legajo 13, oficio 1, notario
Juan Gutiérrez Márquez,
legajo 14, oficio 1, notario
Juan Gutiérrez Márquez
legajo 17, oficio 1, notario
Juan Gutiérrez Márquez
Protocolos Notariales
de Setenil,
año 1566, legajo 862, notario Esteban de
Zárate
Protocolos Notariales de Vejer,
año 1549, legajo 6, notario Ambrosio
Hernández
año 1552, legajo 8, notario Ambrosio
Hernández
año 1555, legajo 11, notario Ambrosio
Hernández
Protocolos Notariales
de Villamartín,
año 1552, legajo 4, notario Antonio Quebrado
Archivo de Protocolos
Notariales de Algeciras (APNA)
Protocolos Notariales
de Tarifa,
año 1565, legajo 1009,
notario Pedro Jiménez Piedrabuena
año 1642, legajo 947,
notario Alonso Osuna
Sección
Nobleza del Archivo Histórico Nacional,
Toledo
Archivo de los Duques de Frías, Caja 252,
Documento 17
Fuentes impresas
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